Las estrellas me miran cada noche, asombradas. No entienden que hago parado, mirándolas, todas las noches de madrugada.
Me siento afortunado, entre todas las luces que emite el mundo en nocturnidad visto desde el espacio, aun así pueden verme sonreír. De alguna forma que nunca he comprendido, yo siempre me he considerado un discípulo de todo aquello que me rodea, un enlace de ideas; algo que puede desaparecer en cualquier momento si cae en el olvido.