Cerca

Escribe desde cualquier sitio, a quien no lo lea.
Cerca de tu nariz redondeada. Cerca de los pómulos que curvaron la trayectoria de tantas gotas de luz. Cerca de la boca que saboreó dichas mil láminas de caramelo para hacerlas en su perdición. Cerca de la barbilla puntiaguda y afilada que mostrabas al desviar tu mirada. Cerca de todas aquellas cosas que mis ojos analizaban ansiosamente, que mis ganas anhelaban inquietas.

Continua llegint «Cerca»

Sabías…

Sabías que en cualquier pelea siempre hay vencedores y vencidos. Siempre hay derrotados y derrotadores.

Que en cualquier batalla se crean un sinfín de sentimientos, mayorísimamente negativos, que perduran en el tiempo, más allá de la duración de dicha batalla.

Que las cargas de cada una de las partes son tan distintas, que a los que individualmente han perdido a alguien, independientemente de su posición final, siempre les sabrá todo a poco.

Continua llegint «Sabías…»

Dualidadz

Se desinfla el verano de la dualidad. Se vierten desechos para construir muros de infelicidad. Te proteges de tu punto ciego con fe.

Te revistes de hormigón y tiras abajo tus mentiras, pero cuando vuelves a por tu promesa de infelicidad eterna, encuentras aun más, algo aun peor.

Buscas desesperadamente una posibilidad, encuentras, con los ojos inyectados en sangre, con una mirada despiadada; una desilusión esperable, una materia prima insuficiente, algo que ya ni te llama ni te vale la pena.

Continua llegint «Dualidadz»

Sucesión

… Presentación …

En primer lugar, quería dirigirme a mi familia:

Deseo que la unión incondicional que nos caracteriza perdure. Deseo que nos volvamos a ver todas las navidades, y que también nos sirvan para recordar al Yayo.

En segundo lugar, quiero darles las gracias a mi madre y a mi hermana, por enseñarme a amar a mi abuelo con locura. Para mí, ha sido una de las personas más especiales que he conocido.

Ahora, quiero hablaros de mi abuelo y de algunas ideas que siempre le he relacionado.

Continua llegint «Sucesión»

A rachas

Es una decepción esperada que incumplas la promesa que me hiciste.

Porque aunque seamos como el viento, rolando continuamente, dejando de soplar y volviendo con más intensidad, pensaba que respetarías esa promesa.

Al final, siempre es mi día y nunca el tuyo. Al final, no ser capaz de actuar sin rencor y con bondad es comprensible y esperado pero ineficiente y mentiroso a la vez.