Creo que la tristeza es la madre de todos los sentimientos.
Es la sensación por excelencia, la que nos hace sentir humanos, la que nos desnvincula de lo artificial, en un tiempo en que la felicidad sufre una crisis estructural.
Creo que hay momentos que recuperan positivismo entre años de depresión. Que el amanecer después de un largo camino nos rellena de una sensación de armoniosa tristeza. De gratificante tristeza.
Creo que la tristeza consentida es una de aquellas rebeldes al miedo. Que con sentimientos todos somos, pero que sin ellos o con unos pocos, muy pocos somos valiosos.
Creo en la dureza de una mirada al infinito, a la nada, por ser esta más interesante que lo que dicen de ti tus ojos.
Que por mucho que lo intente no lo conseguiré, que por mucho que luche no ganaré.