Autor: Ícar

Hay días que desearía que se contarán como mentiras, una entre tantas. Desearía poder rehuir de recuergos amargos que me rompen. Desearía que algunos días fueran una mentira total.

Poder convertirlos en ficción, tal y como son todos los sueños que no puedo llegar a cumplir aunque me lo proponga.

Aunque lo siga intentando solo consigo derramar una lágrima tras otra y que los días se vuelvan grises y tristes.

Sentimientos que duelen, palabras que machacan una concienca que ya ha dado más de mil vueltas sin saber porqué cometí ese error, sin saber si algún día la vida me devolverá la oportunidad de arreglarlo.

Cómo si la vida me debiera algo, como si por estar perdido y ni siquiera buscar la salida alguien tendría que darme un consejo que lo cambiara todo.

Aunque a veces los consejos simplemente son palabras que nos quitanla venda que llevamos en los ojos, puesto que la mayoría de veces sabes qué es lo correcto.

La vida són momentos, instantes que se mecen y entrelazan entre sí, que nos cosen un presente singular, un crisol de tejidos nos visten al dar cada paso, se asemejan y funden con nuestra piel y nos hacen saber, que por mucho que hayamos vivido, que por mucho que esperemos del mañana, dar el siguiente paso a veces es la única manera de avanzar.

Quizás ahora no somos el momento más bonito, pues todos tenemos cadenas, anhelos y pesares. Pero puede que, de alguna manera, estemos buscando la manera de florecer entre los más arduos escenarios.

Tienes que recordar que toda flor tiene su historia, y que a veces la más vistosa no es la más bonita. Cada una tiene su forma de brillar, cada pétalo es una experiencia y hay brisas que demuestran que hay pétalos que se mueven como alas deseosas de volar.

También quiero que recuerdes que la vida se vive con calma, que los ritmos pausados suelen ser más certeros. No te fuerces a sonreír, cada momento se ha de vivir con su sensación correspondiente, cada lugar se ha de degustar a su manera; a veces sentir una fuerte melancolía puede dejar más llenita el alma que cualquier sonrisa forzada.

Una sonrisa forzada es un anhelo, un deseo, algo así como una estrella fugaz que brilla de manera leve para luego torcerse y caer. Es frágil y única, y nos estremece con su gesto. Todos buscamos respuestas, todos buscamos algo.

Solo puedo escribirte esto, que tus pétalos, aún prematuros, aúnan fuerzas y de las brisas suaves nacerán vendavales por los que hasta las flores más súbitas podrán volar libres.

Nunca des una sonrisa torcida por perdida. Sigue bailando y disfrutando, sigue moviéndote entre melodías, trazando líneas, fluyendo en sinérgias acompasadas, buscando tu canción.

Alguna vez expermiento bloqueos súbitos: no me permiten afrontar el impacto que causa el negro de las letras en el blanco absoluto, que a menudo también, es como un cúmulo de paz que no sé si atormentar.

De tanto en cuando, también sobrefluyen mis ideas, brotan de mi cabeza y me piden que las apunten porque sino se escapan.

Brick. Ensayo (1)

Estamos hechos de puntos, de algo así como puntos de vida. Puntos que nos conforman y estructuran y que a su vez, se ven unidos por raíces, de sentimientos y pesares.

Somos una masa blanda de todo tipos de puntos, con algún que otro punto de inflexión, y todo tipo de raices extensas, que se extienden desde nuestra colmena, y nos vertebran como una especie de ser que no sabe muy bien lo que quiere, ni cuando lo quiere, ni que hace aquí, o allí… esté dónde esté.

Somos de tejidos finos y gruesos, de olas de voluntades de otras personas, de momentos puntuales, que quedan relegadas al olvido.

Esa mirada, cómo de estar muy complacida con todo lo que está pasando al rededor es muy suya. Desde que cambió de aires, empezó a rezumar vida, y esa sonrisa suya tan sincera, que solo podía ver a veces, imbadió todas las conversaciones que teníamos, cuando estábamos todos juntos en cualquier terraza.

A raíz de eso, en los últimos meses me he estado preguntando en qué consisten realmente los colores. Y, llevándolo a contextos más profundos, he acabado divagando entre el sentido de lo que percibimos. Lo que oímos y lo que no, todo lo que saboreamos, incluso el hecho y lo significante que puede ser no ver nada. Simplemente, sería imposible sobrevivir sin sentidos, en conclusión, vivir con menos, no impide llevar una vida plena, pero te aleja mundos e inifinitas posibilidades.

Realmente no somos conscientes de la suerte que tenemos. O eso creía.

Seguí pensando en los colores, tenía que simplificar algunas ideas para avanzar. Y pensé en los cambios que había sufrido, pensé en los colores que desprendía, pensé que ella había cambiado de color, que al mirarla se te venían a la cabeza rojos intensos.

Y quizás era verdad, quizás habíamos acabado de destrozar aquella coraza a base de ostias y más ostias, las mismas que irónicamente habían provocado que se la pusiera.

Insomnio, vida plena. Yo te canto mientras espero el alba, mientras se me resiste otra madrugada.

Vuelvo a estar del lado de los vencidos, ya nunca pasaré a la historia. Mi nombre fallecerá entre cumbres de victoriosas historias, la mía, pobre y atípica, perece entre el deseo de conseguir lo imposible.

Llórame sin sed, que no quiero ser molestia. Vente entre vientos blancos, vérteme al espacio, pues despacio yo me despiezo mientras navegamos este último tango.

Sueño sin estar dormido contigo bailando, contigo en mi cama volando, con la luna encendiendo tu silueta entre mis cortinas translúcidas.

Búscame cuando todo se acabe, cuando encuentre la frase que tal vez, haga cambiar tu parecer, acerca de todo aquello que tu y yo juntos podríamos hacer.

Deja que esta ansía de poesía amaine, como un temporal más, porque aunque bravo breve, y entre tanta novela de corsarios me siento un pirata del verso, siento que puedo robarte una frase pero que nunca conseguiré un beso.

Y me dejo morir, se me pegan las páginas y se condensan estás ideas lunáticas que solo amanecen cuando se ha hecho de noche. Amante de querer lo prohibido…

Acerca de la verdad, de aquellos hechos transversales que nos atrapan. Nosotros somos nuestro propio personaje, un conjunto de explosiones emocionales internas y externas que alternan nuestra estructura y nos degollan en transformaciones reversas.

Intensos, espontáneos, fenómenos de doble explosión. con habilidades enterradas entre pensamientos súbitos.

Doloridos, serpenteantes, dichosos y altaneros; somos aquellos que cambiarán el mundo cambiándose a sí mismo como dementes y obsesos por una vida que anhelamos descifrar.

No rindo, no me encuentro

Quizás es que busco el ritmo

En las poesías desacompasadas

Y un sacrificio hago cada vez

y has de saber que, aunque grite auxilio

mi rima ya dejó tu mirada

Ya no quedan tantas estrellas en el cielo

el cielo ya está por otras cosas

y las que quedan ya no brillan tanto

-dijo con las manos en los bolsillos, la espalda curvada y la cabeza mirando al cielo mientras sus rizos se mecían en la capucha de mi sudadera-.

Hay gente que tiene almas que jamás podremos comprender

-afirmé, absorto, mientras la contemplaba como si fuera un paisaje captado en una fotografía de concurso, de concurso de los buenos-.

Ahora que mis madrugadas son tus mediodías, siento que la vida atardece

la luz me llena y es entonces cuando afloran mis sentimientos,

cuando por la noche los oidos ensordecen, las bocas callan y solo las miradas hablan.

Cuando te oigo sin decir nada, cuando te siento aunque no estés, cuando algún día cualquiera te echo de menos, sin más

Son pedazos de vida, cristales translúcidos que se llenan de color, aunque siempre vayan a estar vacíos.

Nací buscando el color de tus mejillas sonrojadas, aunque otros las vieran en colores más intensos, sufrí al verte reír, pero también lloré de felicidad porque en aquel momento un sol que me abrasaba dejó de brillar.

Cuando amenece te pienso, sin ganas, divago entre recuerdos hasta que me acuesto, busco mi próxima mádrugada en un mediodía más.

Se ha vuelto mi pasión, colorear las fotografías del alma que me dejaste, a desgana disfruto, con un verano intenso bebido a buchitos.

Me dejo llevar, dejo que mi propio cuerpo se apodere de mí y solo vuelvo a ser yo cuando las estrellas me miran.

Y pienso, que tan gemelos podemos ser dos personas buscando el color que otras nos arrebataron, no sé, joder

cuando tu iris se enciende, cuando me miras así, entiendo un poco más la vida, y busco mi pluma para que me escuches, porque aunque lo nuestro no es amor también sana las heridas, cariño.

Despejo puerto en cualquier orilla

y juego a hacerme el muerto en arenas movedizas

desembarco cualquier noche para que las luces me guíen

anochezco con los días hasta que todos sean oscuros

El calor del mar no me llega al pecho

pues este viento me ha dejado los huesos helados

la carcoma desmiente mi túnica marinera

la pesca extraña, en aguas de urbes obviadas

Me exilio en una cueva con ventanales de cristal

me flipa el metacrilato, me perturba la cabeza

Vivo en una calavera que navega derivada

Giro y sueño, con ser efímero, como tierra firme