El ahorro de energía, el modo salvapantallas. Un combate embarazosamente épico de algo más de un día, y siente jornadas de reflexión.
El último corte, un espadazo a destiempo, la persuasión de la coacción amalgamada de emoción, el sentimentalismo, volver a vivir.
La ironía, la inconciencia, el pacto del árbol, totalmente vegetal.
La mentalidad del perdedor, el miedo a lo genuino.
Brotes verdes, la originalidad inmóvil, la inteligencia subversiva, y lo que me estoy riendo.
Un concepto, una idea, una estancia; desarrollo: inconexo, conclusiones precipitadas, impaciencia, falta de habilidad, manejo y desborde.
Impresión, sonrisa, complicidad, vida entre sábanas y los sueños en cristaleras, transparentes y forzosamente estrellados.
Los huevos revueltos, el sexo en la ducha, los pies fríos, ¡que hay más vida!
Divagar, ¿entonces hay más vida?
Éxito, capricho, disconformidad, depresión, caricatura, sarcasmo, inteligencia vacía, capacidad inútil, conocimientos sin fundamentos, estructuras surrealistas, aspiraciones abstractas, emociones expresionistas y una cenita familiar muy dadá.
Aversión, diversión, dientes de león por todos lados.
Oye, ¡marchito tú, eh! Marchito tú y marchito yo, que vaya marchita llevamos los dos. Mi nuevo Hollywood particular, el cinépolis del olimpo.
El filtro azul de las gafas para tanto filtro amarillo. Niño, que han dicho no sequé de las industrias culturales y de una teoría que lo desglosa todo muy bien.
Ya nada, que tik tok y tok tok; ¡saludos a todos!