Que me tengo, en tanto en cuánto, y caigo en el olvido. Que me espero a que salgas para volver a caerme, a cerrarme yo mismo cualquier puerta.
Que me enfrento a mi yo más siniestro cada día, pero se me hace algo más llevadero cuando me coges la mano. Que lucho contra cualquier mentira que nunca antes haya sido contada de la misma manera. Que te expreso, en los límites de mi caminar más sincero, mis pasos, mis besos, mis requisitos y mis carreras más largas.
Que te quiero ver volar, como cualquier pájaro libre, como cualquier topo entre el lodo. Que te quiero, pues también te quiero, porque me quiero, sí que me quiero.
Que quiero que vuelvas cada día, a llenarme la barriga de besos, la casa de luz y alegría, la cama de abrazos y sexo, las sábanas de corridas.