Algunos besos nos recuerdan que no somos solo nuestros, que nos vamos dejando cachos en algunas noches de verano.
Y tú, rebuscando entre mi archivo de recuerdos pa’ ver si me puedes salvar los trozos y reconstruirme. Y yo, que te digo que lo dejes, que solo conseguirás clavarte algun vidrio roto y hacerte aun más daño.
Que te necesito aquí, que mis partes se regeneran y vuelvo a la vida cuando estás a mi lado. Que soy de tus comienzos, de tu despertar, de tus miradas traviesas, de mañanas sabor café y menú caricias, mientras me hablas, mientras te hablo, mientras nos escuchamos y nos entendemos.
Te tienes que ir porque ya es tarde, o porque has llegado tarde, porque llegas siempre tarde y siempre es grande el vacío que dejas cuando te vas. Porque me voy, y al menos has venido a despedirte, o hacer que mi despedida sea más dura. Por si me voy, que me falta corazón pa’ tanto desconsuelo, que ya no lloro pero mis ojos siguen vidriosos desde la última vez que te fuiste mal.
Porque no se si me voy, o si me quiero quedar, porque no se porqué lucho pero sé que no es por tí, o al menos de eso me visto. Pero siempre estás pa’ desnudarme y desmentirme las mentiras que yo misma me fuerzo a creer.
Necesito que estalles como las flores de primavera, que acerques a mi amor un ademán de felicidad, que me adviertas entre tanto ruido, entre tanta gente. No vengas a despedirte, si vienes que sea pa’ pedirme que luche por quedarme, porque vas a estar aquí. Si vienes que sea pa decirme que aunque me vaya no estamos tan lejos, que hasta una persona cuerda podría recorrer esa distancia, y miras que nosotros somos dos locos.
Algunos besos también nos recuerdan, que aunque no seamos solo nuestros, siempre nos perteneceremos, siempre seremos de nuestra propia autoestima, y que aunque te vayas y me quede, aunque me tenga que ir y tu no quieras, aunque huyamos juntos o el uno del otro, siempre podré sola.
Siempre podré ser, tener y sentir, conmigo misma. Yo, única, esfinge; diva.