Train

Esa serpiente, que a base de cambios de peso y de giros arítmicos genera ese traqueteo tan reconocible, y a su misma vez usa sus mil cristaleras como espejos de luces que imbaden el lugar en un destello precioso y fugaz; esa serpiente de golosinas echa de menos tus párpados caídos, después de un día duro; echa de menos tus mejillas, sonrojadas por ese último mensaje; el defallecer de tus gafas, que se deslizan por el tobogán hetérogeneo de tu nariz; te echa de menos a tí, que ya no estás, que no quieres volver a pensar en pos de un entretenimiento vulgar.

Estamos dejando de ser nosotros para vernos a través de una pantalla, dejamos de tener una personalidad propia para apropiarnos de nuestro propio personaje, a menudo demasiado superficial como para poder explicarnos a nosotros mismos quiénes somos.

Un escepticismo banal y cruel nos guía, a la par que hipócritas, nadamás que especulamos con todo lo que nos rodea, ni siquiera podríamos confirmar nuestra propia existencia pues necesitamos de objetos peribles y materiales para reconfirmar un significado absurdo de las cosas.

Cualquier película que nos haga vibrar solo anticipa nuestro sueño de esa semana, y si nos dá por pensar en nuestro sueño anual o incluso vital, solo intentamos vernos reflejados en las vidas de otros, en algunas de esas vidas que nos venden como correctas, que son sumamente fáciles de explicar y que no pretenden, no profundizan, simplemente son y serán, invulnerables a cualquier cambio, que obviamente las haría vulnerables.

Entonces, te pregunto, ¿quiénes somos?, si es que seguimos siendo alguien.

Deixa un comentari

Aquest lloc utilitza Akismet per reduir els comentaris brossa. Apreneu com es processen les dades dels comentaris.