La vida són momentos, instantes que se mecen y entrelazan entre sí, que nos cosen un presente singular, un crisol de tejidos nos visten al dar cada paso, se asemejan y funden con nuestra piel y nos hacen saber, que por mucho que hayamos vivido, que por mucho que esperemos del mañana, dar el siguiente paso a veces es la única manera de avanzar.
Quizás ahora no somos el momento más bonito, pues todos tenemos cadenas, anhelos y pesares. Pero puede que, de alguna manera, estemos buscando la manera de florecer entre los más arduos escenarios.
Tienes que recordar que toda flor tiene su historia, y que a veces la más vistosa no es la más bonita. Cada una tiene su forma de brillar, cada pétalo es una experiencia y hay brisas que demuestran que hay pétalos que se mueven como alas deseosas de volar.
También quiero que recuerdes que la vida se vive con calma, que los ritmos pausados suelen ser más certeros. No te fuerces a sonreír, cada momento se ha de vivir con su sensación correspondiente, cada lugar se ha de degustar a su manera; a veces sentir una fuerte melancolía puede dejar más llenita el alma que cualquier sonrisa forzada.
Una sonrisa forzada es un anhelo, un deseo, algo así como una estrella fugaz que brilla de manera leve para luego torcerse y caer. Es frágil y única, y nos estremece con su gesto. Todos buscamos respuestas, todos buscamos algo.
Solo puedo escribirte esto, que tus pétalos, aún prematuros, aúnan fuerzas y de las brisas suaves nacerán vendavales por los que hasta las flores más súbitas podrán volar libres.
Nunca des una sonrisa torcida por perdida. Sigue bailando y disfrutando, sigue moviéndote entre melodías, trazando líneas, fluyendo en sinérgias acompasadas, buscando tu canción.