Ya no quedan tantas estrellas en el cielo
el cielo ya está por otras cosas
y las que quedan ya no brillan tanto
-dijo con las manos en los bolsillos, la espalda curvada y la cabeza mirando al cielo mientras sus rizos se mecían en la capucha de mi sudadera-.
Hay gente que tiene almas que jamás podremos comprender
-afirmé, absorto, mientras la contemplaba como si fuera un paisaje captado en una fotografía de concurso, de concurso de los buenos-.