Lo estaba pensando bien, como dándole vueltas a una misma idea con toda la información que tenía sobre el tema.
Se podría decir que la cantidad de información es suficiente y, a su manera, de gran calidad, o eso creía. Realmente su calidad había variado de manera sustancial desde que el uso de esa herramienta dejó de ser estructural, y comienza a ser de esencia y reconstrucción personal.
Ahí mi primer error. Que llega por la cantidad de dudas que vas sembrando con ese puto utensilio de destrucción masiva.
Aparece mi hipótesis, a mi juicio posterior, bastante acertada. Juegas, pero juegas demasiado fuerte, demasiado a fondo; frenas tarde, y te sale de la carretera.
Te pactas a traición un camino recto, que se convierte en una gran autopista, de muchos carriles. Una gran autopista por la que puedes conducir igual de desenfrenada, con los mismos giros y las mismas curvas, pero sin salirte de la carretera. Y vuelves a romper todo.
Me haces desaparecer, y desaparezco porque me lo pides. Te enfadas porque desaparezco, te desencaprichas, te desengañas o desilusionas.
Te acabas cansando de todo lo que crees que soy, que te impide creer en lo que soy de verdad. A veces dudas tanto, a veces quieres creer pero luego desistes. Te derrites y sonríes, con mucho desgaste acumulado.
Ahora ya te disipas, totalmente. Y cuando creía que el tiempo lo curaría todo, vuelves a demostrarme que solo tú mientes mas que yo.
Cuando ya no me, ya no me…
Brutalidad menor. Armado, roto y deshecho. Inerme, despojado de todo.
No lo sé todo pero sé lo suficiente. Vuelves a golpear, pero ya no estábamos en guerra.
Que sea todo tan abstracto lo deja todo muy claro.