Enhebrarse en dos cabezas de serpiente
rotar, virar y trasluchar en círculo
a diente, con un ímpetu estridente
llegar, sin nunca un completo verso
Deslumbrado por colmillos largos,
desatado y sin mirar lo alto,
equivocado en aquello arcaico,
temblando en espiral perfecta.
Ruedo como un niño malo,
maltrato veneno sin salir del charco
y todo aquello esperado de mi
y todo aquello esperado por ti
es todo lo que siempre hago
lo que nunca acabo
existencia mía que siempre amargo
por navegar en un mar inmenso
por tantos cambios de rumbo
por no tener nada claro
por tanto mar, tanto océano
pero no salir del barco
desamparado y a la deriva
desisto el achicado, me ensimismo en un punto exacto
me desastro como un único
porque ningún astro me protege
y me tiro del barco
pienso: nadar quizás no es tan malo
demasiados peces en este charco
su doble serpentina es sempiterna
asciende a la tierra
al fin soy testigo de sus dientes largos
al fin pruebo sus colmillos envenenados
y entre tanto, ni suspiro
ser igual a lo otro
es que todo haya acabado