Poemita, que no

Enhebrarse en dos cabezas de serpiente

rotar, virar y trasluchar en círculo

a diente, con un ímpetu estridente

llegar, sin nunca un completo verso

 

Deslumbrado por colmillos largos,

desatado y sin mirar lo alto,

equivocado en aquello arcaico,

temblando en espiral perfecta.

 

Ruedo como un niño malo,

maltrato veneno sin salir del charco

y todo aquello esperado de mi

y todo aquello esperado por ti

es todo lo que siempre hago

lo que nunca acabo

 

existencia mía que siempre amargo

por navegar en un mar inmenso

por tantos cambios de rumbo

por no tener nada claro

por tanto mar, tanto océano

pero no salir del barco

 

desamparado y a la deriva

desisto el achicado, me ensimismo en un punto exacto

me desastro como un único

porque ningún astro me protege

y me tiro del barco

pienso: nadar quizás no es tan malo

 

demasiados peces en este charco

su doble serpentina es sempiterna

asciende a la tierra

al fin soy testigo de sus dientes largos

al fin pruebo sus colmillos envenenados

y entre tanto, ni suspiro

ser igual a lo otro

es que todo haya acabado

 

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