Fumar es malo.
Pero ser cigarro parece entretenido, como la vida.
Ser cigarro,
rozar sus labios carnosos
apagado y encendido
en busca de un problema más
ser eso que se mete en la boca bien caliente
la pausa de sus silencios
aquella droga que la consume
pero que no es llamada droga
ser contenedor de todo lo malo
de todo lo negro
y vestir en un envoltorio blanco y dorado
vestir de gala
jugar bien alto, bien hinchado
por un partido que nunca ganarás
ser una mentira más
consumir sus dientes al besarla
al chocar a diente, al chocar mal
consumirla, amarillecerla, isolarla
ser sol, brillar y ser amargo
y acabar como una puta colilla
apagada en el barro
ser uno más de 20 x cajetilla
ser cigarro es ser una mierda mala
de vida corta
y entretenimiento barato,
es ser sustituido por uno más guarro
ser cigarro es no ser nada
es ser muy malo.
Esto es lo que viene a ser un poema malo de los que ahora valen caros, con dos frases buenas, menciones a la decadencia vital que nos consume y a la dinámica social de mierda que llevamos, y aun así que sea lo que todos queramos.