Tú (Más yo que tú)

Dos indicios tontos y lo usual que era que hicieras eso me convencieron. Quizás si iba tendría una oportunidad de redimirme. Mi único y verdadero motivo oculto. Aunque desfalleciera, debía estar ahí, por muy insoportable que fuera.

 

Pensé que debía ser una noche especial, que era mi noche. Me vestí bien, intentando parecerme a lo que tú siempre habías querido que fuera.

En ningún momento confié en mi valor ni en mi honradez, pues se muy bien lo cobarde que soy. Así que bebí y bebí hasta no sentir muy bien lo que estaba haciendo.

Pero no estabas allí, pensé en preguntarte pero no quería que fuera así. No estabas allí porque no querías estar allí. Porque sabías que yo estaría, porque sabías que él no estaría.

 

Entonces tenía unas terribles ganas de llorar. De llorar mucho tiempo. Como si nunca me fuese a curar de nada, como la realidad dándome un golpe directo que me dejara noqueado otra vez, para volver a ilusionarme a la mañana siguiente, como siempre.

No pude soportar tanto dolor, y me fui. Corrí desesperado buscando cobijo en algún banco que quizás pudiese escuchar mis pensamientos.

Te llamé y me rompí, un poco más. Te quise hacer daño con mis palabras, pero solo me hicieron daño a mí.

Enmudecí un instante. Como una pausa larga. Todo estaba tremendamente inmóvil, como si se pudiese ver a través del aire, un silencio afable… un silencio punzante.

Nunca me había molestado la soledad porque era yo quién la escogía. Nunca me había molestado la soledad cuando llegaba de repente.

Nunca me dolió la soledad en si misma, solo me dolía saber que si estaba solo en ese momento es que tú ya no estabas.

 

Deixa un comentari

Aquest lloc utilitza Akismet per reduir els comentaris brossa. Apreneu com es processen les dades dels comentaris.