Últimamente me he estado interesando por las frecuencias predominantes socialmente que han predominado de manera alterna en la dinámica social de los últimos tiempo, presentan grandes afectaciones en todo aquello que pueda considerarse objeto de sociedad. Desde temas políticos, dinámicas de interacción a pequeña escala, movimientos artísticos, y en si todo aquello que conforma la sociedad, con sus verdades, sus luchas y sus contradicciones.
Mi interés hacia estos temas, que se ramifican en la constante lucha de la racionalidad con la emocionalidad, se debe a mi propia falta de comprendimiento hacia el mundo que me rodea y las afectaciones que tiene este a mi vida personal; algo así como la teorización servible y efectiva de aquellas ideas fugaces que se me han ido pasando por la cabeza como posibles explicaciones a todo aquello que se me escapa.
Probablemente esto no sean más que ideas, más o menos contrastadas y testadas por otros, que haya podido tener cualquier en cualquier momento, no obstante desde una óptica más general también pretende referenciar mi experiencia por tal de dotar a esta columna de genuinidad.
Cogmoción es la palabra que han usado los expertos para definir la unió indispensable entre razón y emoción, que será el tema principal de la columna y también será el título de esta.