El arte oscuro trata de mirar al Diablo a los ojos, sin ningún prejuicio y como a un igual. Esa visión anacrónica hacia él es una simple derivación del clasismo sistemático que sufre lo anormal. No obstante este tipo de arte mantiene una esencia purista, que llama a lo nostálgico y a la más pura belleza. A lo sublime cuando se presenta calmada y escondiendo sus colmillos, a lo más grotesco cuando enseña dichos colmillos.
Dicho arte se obtiene con un sentimiento negativo en su forma más pura, sentimiento que deviene el inicio de la creación artística, arte que solo puede responder a un sentimiento creacional, impidiendo así cualquier posible mezcla o confusión, pues eso no sería considerado arte negro.
No niega ni deja de admitir otro sentimiento como forma de evolución, pues no siempre el inicio es el final, sino que el inicio puede ser el que abra el cofre de todo lo demás. Y no tiene por qué ser mala la evolución, aunque escape del negro más purista, pues obtiene un tono más sedoso, una oscuridad más completa y reafirmada, ayudándose de tonos más morados o azulados, siempre oscuros y completando todos los espacios.
Por otro lado, el purismo del arte negro es contradictorio, y esto se ha incrementado en los tiempos modernos. En la antigüedad se encuentran las obras más puristas de este arte, que no las mejores, obras ayudadas de la baja luminosidad del lugar para reforzar la utilización del negro en contraste con el blanco, pues el arte oscuro más purista, ese que solo utiliza el tono que aglomera a todos los demás, necesita del vacío del blanco para hacerse ver, a través de su contraste. La otra ayuda era la palidez del papel, no siempre blanco puro.
Ahora se ha envuelto al negro de un ambiente de soledad, alejándose del más puro estilo, buscando mucho más la compensación de este arte, por su pesado visual habitual, encontrando cuadros más balanceados y muy comprensibles gracias a su contraste, pero que los críticos tachan de alejarse indudablemente de la esencia de este arte.
En conclusión, dos estilos contrapuestos, los cuales escapan del negro absoluto, y por tanto de la pureza del estilo.
Se busca aún al artista del sentimiento único, de una intachable evolución durante su obra; de un negro absoluto, inapelable y completado.
Al elegido que consiga mirar al Diablo a los ojos.